
La resistencia de los anónimos. La calle en sus manos. Las piedras, los carteles, en sus manos. Las caras tapadas. La policía mostrando los dientes. Todo eso sobresale en Diciembre, el primer fotolibro del colectivo de fotógrafos SubCoop que, además, intenta reflejar qué es ese último mes del año para los argentinos: “Las sensaciones en la piel de un mes que se sufre, que se siente: húmedo, pegajoso y oscuro. Por eso un libro nos pareció un buen soporte para tratar de transmitir esas sensaciones”, describen los miembros de esta cooperativa que eligió aquel primer “ensayo de largo aliento” sobre el estallido fundacional de la Argentina del nuevo siglo para fundar su editorial.
La cooperativa de fotógrafos Sub nació en 2004. Desde entonces, trabajó desde la fotografía muchísimas escenas del ser nacional y latinoamericano, luchas populares que se convirtieron en “hitos” y otras que no, pero que marcaron la vida de varios y varias. Cuando sus integrantes prepararon la muestra “Puerto Quilombo”, a modo de celebración de su primera década como colectivo, descubrieron que varios de sus trabajos superaban el marco de una foto como límite y “necesitaban de otros soportes para entenderse y expresarse en todo su potencial”, explica Nicolás Pousthomis. “Ya no importaba el valor estético de cada foto sino cómo funcionaba en la historia, enmarcada en un relato”. Empezaron a imaginar fotolibros, porque “el formato ofrece otros canales de lectura y amplía las posibilidades narrativas” y porque “un libro se aprecia con los ojos pero antes se toca, se huele, se manipula; ya te está contando algo desde el objeto”. Fueron a más grande: una editorial.

La imaginación devino en sueño y el sueño, empujado por la garra propia y ajena —a través de financiamiento colectivo—, en realidad. A principios de mes presentaron Diciembre, el primer título de Sub Editora. Un ensayo fotográfico que habla del trabajo fundacional de la cooperativa, sobre los hechos sucedidos en aquel último mes de 2001 con el que buscan transmitir “además de la información del estallido, las sensaciones en la piel de un mes que se sufre, que se siente: húmedo, pegajoso y oscuro. Por eso un libro nos pareció un buen soporte para tratar de transmitir esas sensaciones”.
“Esa fecha, y los procesos políticos que surgieron en ese momento nos inspiraron y hoy todavía nos hacen ser como somos. Hay una frase que pusimos para difundir en Ideame que decía: ‘Nosotros no hicimos estas fotos, ellas nos hicieron a nosotros’”, cuenta Pousthomis. Las fotos que integran el libro son analógicas; algunas, incluso, tienen las marcas de los revelados de la época. “Nuestras fotos latieron con la gente y con los hechos. No apelan al registro, ni al testimonio sino a algo más sensorial. Finalmente las imágenes que quedan en el inconsciente colectivo son las que usa el cuerpo para recordar. A veces tiene más que ver con los sonidos, los olores y las sensaciones —aportó—. El libro trata de incluir un poco esa memoria.”

Diciembre es una declaración de principios del colectivo de fotógrafos que él integra y completan Gisela Volá, Gerónimo Molina, Martín Barzilai, Gabriela Mitidieri y Verónica Borsani en Buenos Aires y Olmo Calvo Rodríguez en Madrid. Continuó Pousthomis: “Hay punto de vista y un modo de mirar muy asumido en ése ensayo. Es mirar desde adentro, ser parte de los procesos, acompañar antes que testimoniar. En las fotos, se aprecia ese ángulo y el modo en que comunican las fotos es casi como la propia perspectiva de un manifestante”. El libro como trabajo terminado también sigue hablando por ellos: además de ser financiado a través de una plataforma de crowfunding, fue impreso en la imprenta Chilavert, una empresa recuperada en el 2001 y la tipografía utilizada fue hecha por Omnibus-type, un grupo de Rosario que trabaja bajo las reglas de la circulación libre de la cultura. “Tratamos de ser coherentes en todos esos aspectos”, concluyó el fotógrafo. El sábado pasado, Diciembre fue presentado en el bar de la radio La Tribu.
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Nº de Edición: 1699