“Estamos convencidos de que es Santiago.”
Lo dijo Sergio Maldonado hace un rato. Instantes después de decir que él y su familia estaban “tranquilos” y remarcar que no iba a contestar preguntas de la prensa, esa prensa que los maltrató, los difamó y se burló de la búsqueda de su hermano menor durante los 78 días que estuvo desaparecido y los tres que siguieron a la aparición de sus restos.
Es Santiago Maldonado ese cuerpo que apareció en el Río Chubut hace tres días, en el mismo lugar en el que la Justicia había buscado en tres ocasiones anteriores y que es de paso cotidiano de la comunidad mapuche que allí vive. No estaba en Chile ni fue un terrorista; no estaba en ese pueblito de Entre Ríos en el que todos se le parecen, ni había ido hasta San Luis por un corte de pelo; no hizo dedo en una ruta hacia Comodoro Rivadavia, como quiso revelar Eduardo Feinmann en una entrevista al matrimonio que nunca lo levantó en el camino; no lo hirió un puestero defendiéndose de un supuesto ataque del grupo Resistencia Ancestral Mapuche. No estaba escondido siendo el mártir de “el sacrificio”, esa jugada que el inefable de Claudio Andrade contó en las páginas de Clarín, una de sus tantas historias de fantasía con las que ultrajó a diario a la familia Maldonado y a Santiago.
“¿Dónde está Santiago Maldonado?”, gritamos durante 81 días. Y a pesar de que durante ese tiempo lo buscamos y exigimos con vida, a pesar de las versiones falsas que filtraron los funcionarios del Gobierno, sus carteras y fuerzas de Seguridad, que desperdigaron sin piedad sus aliados en los medios masivos de comunicación, Santiago apareció en el Río Chubut, sin vida.
“Le reconocimos los tatuajes”, despejó la incertidumbre que nos tuvo con el llanto suspendido desde el martes en relación a la identidad de ese cuerpo que acompañaron durante más de siete horas desde que los advirtieron que había sido hallado en el Río Chubut hasta que se cercioraron que estaba bajo estrictas normas de seguridad. “No confiamos en nadie”, aclaró Andrea, la cuñada de Santiago, días atrás. Cuánto te quiere tu familia, Santiago.
“El responsable es Gendarmería”, remarcó Sergio, con la puerta de la morgue judicial a sus espaldas y ahorcado de micrófonos, grabadores y teléfonos celulares de periodistas que, una vez más, no estaban interesados en escuchar qué tenía para decir sino en saltarle a la yugular. Desde el primer momento la familia de Santiago le pidió a la Justicia que investigara a la Gendarmería. Y cómo no pedirlo, si lo último que supieron del más chico de los Maldonado era que estaba cortando la ruta junto a la comunidad mapuche de Cuchamen ese 1 de agosto, que corrió con una decena de sus integrantes escapando de las balas, los palos y la saña de los gendarmes, y que no había cruzado el río. Obvio, investiguen a Gendarmería.
La Justicia no lo hizo. Durante mucho tiempo no lo hizo y ahora lo hace a medias. No lo hizo por que no le creyeron a la familia y porque el Gobierno insistió a través de la voz de sus principales representantes que Santiago no estaba desaparecido sino perdido. O escondido. Han llegado a deslizar que Santiago no había sido víctima de la represión del pasado 1 de agosto, que en la Pu Lof en resistencia de Cushamen no había estado. El secretario de Derechos Humanos, Cladio Avruj, definió a Santiago como un chico que estaba “extraviado”, qué preocupación. La ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, se negó a “tirar a uno o dos gendarmes por la ventana” y aseguró que el Gobierno a Santiago lo buscaba “como también a las dos mil personas perdidas que hay en el país”.
No los tires por ningún lado, Patricia. Entregalos a la Justicia. Y renunciá.
Santiago estuvo donde dijo su familia que había estado. Donde sus compañeros mapuches dijeron que había estado. Santiago apareció muerto. ¿Dónde está Bullrich? ¿Dónde está su jefe de Gabinete, Pablo Noceti, que dirigió los operativos de represión de la Gendarmería en Esquel y a quien aún la Justicia no le revisó el celular siquiera? ¿Dónde están los periodistas y funcionarios públicos que vendieron odio? Es Santiago ese cuerpo que fue hallado en el Río Chubut.
Es Santiago. Y somos todos.
Verdad y Justicia. Nunca Más.
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Nº de Edición: 1798