Por Luciano Melchiori
Fotografía de Mariano Iñíguez
Buenos Aires, septiembre 9 (Agencia NAN-2009).- Estribillos pegadizos, guitarras prolijas y letras elaboradas parecen ser la fórmula de Mundo Revólver, una banda de Monte Grande que se lanza al ruedo con un demo de seis canciones con matices interesantes, la primera tanda de composiciones del grupo, que apenas está naciendo. Ricky Biafore, vocalista y ex integrante de Perro Bocha, se abrió de ese proyecto en noviembre de 2008 y se juntó con gente amiga en febrero de este año. Siete meses después, reciben a Agencia NAN con demo en la mano y una postura clara de cara a su primer show: «No buscamos llevar sólo amigos, lo cual en realidad es un público efímero, sino tratar de que quienes se acerquen lo hagan por las canciones».
La adrenalina del primer concierto se hace notar en el ambiente. Mostrarse por primera vez luego de meses de ensayo los pone a prueba. Son exigentes con el sonido y en la puesta a punto se los puede ver ajustando detalles para volar cabezas. Porque este cuarteto no sólo pisa fuerte, además suena bien. La gente llega de a poco y ya desde esta esquina céntrica de la zona oeste del Gran Buenos Aires, Mundo Revólver revoluciona el barrio quemando la pólvora de sus primeros acordes de prueba. “Del amor ya se habló demasiado”, afirma su líder y cantante antes de salir a escena, el pasado 28 de agosto en Sáenz Peña, provincia de Buenos Aires.
«Aunque lo que buscamos es una identidad propia, sabemos que las influencias musicales de cada uno son fuertes. Lo bueno de la banda es que cada uno escucha música distinta. Eso hace que no nos parezcamos tanto a otras bandas, no somos tan obvios. Yo vengo del palo del blues, con Perro Bocha me mudé un poco más al pop y ahora estamos a pleno con el rock», anticipa.
– Entonces, si tuvieran que definir un estilo de la banda sería 100% rock and roll…
– Te diría rock, con lo amplia que es esa palabra. Siguiendo con el tema de las influencias, yo escucho desde Silvio Rodríguez hasta bandas nuevas y desconocidas. Hernán, el bajista, escucha música más pesada. Sergio, el batero, es más del palo Chilli Peppers. Gustavo escucha más de los 70s, más clásico, como Deep Purple o Led Zeppelin. De lo nacional escucho Spinetta, Los Redondos, algo de Almafuerte, que me encanta cómo se defiende las letras. Manal, Vox Dei son referentes. A partir de ahí podría venir nuestro estilo.
– ¿Y cómo hacen para diferenciarse desde las letras?
– Si se me permite, intentamos un acercamiento desde lo existencial, con cosas que nos suceden a todos más allá del quilombo de la realidad. Hay matices profundos, esos que todos tenemos en los sentimientos. Esa es la línea, esas son las sensaciones que buscamos reflejar. Pensamientos raros que tenemos todos frente al mundo. Hay muchas letras del rock de hoy que son panfletarias, sencillas. Preferimos las letras con un vuelo más alto. Que te predispongan a escucharlas con un oído diferente. Del amor ya se habló mucho… aunque es un tema profundo e inevitable, la idea es darle una vuelta de rosca menos directa, que sugiera otras perspectivas.
– Y una banda que recién comienza, ¿cómo se las arregla a la hora de grabar?
– El demo lo hicimos entre todos, lo grabamos en casa, a pulmón. Mucha computadora, algunos micrófonos de mala calidad, los ambientes lo mismo. Invertimos mucho tiempo y pasión. Con todas en contra logramos un muy buen sonido. Porque además cada uno tiene su vida fuera de la banda, su trabajo. Tuvimos que encontrar los huecos para juntarnos y trabajar en estos seis temas, que vienen a ser una suerte de “representantes” del resto de las canciones, que suman un total de trece. No es que las seleccionadas para el demo sean las que más nos gustan, sino que cada una muestra de qué la van los otros que no están demeados. Quizás no sean tan distintas entre sí, pero al escuchar estas seis canciones la gente puede darse cuenta por dónde va la idea de Mundo Revólver.
– ¿Y sobre el escenario?
– Sabemos que acoplarnos el uno al otro cuesta bastante, nos va a llevar algunos shows lograr la comunicación que queremos transmitir al público. No nos vemos todo el tiempo, lo cual nos ayuda para que al juntarnos laburemos duro y aprovechemos al máximo ese tiempo juntos. Hay mucho respeto y lo que nos une sobre todas las cosas es el proyecto musical.
– Teniendo en cuenta que hace años que venís tocando en bares, con otras bandas, y sabiendo que después de Cromañón las restricciones son más fuertes, ¿sigue siendo complicado conseguir lugar para tocar?
-Sí, para las bandas que están en nuestra misma situación que nosotros, empezando, es complicado. No sólo por cuestiones de seguridad sino que casi todos quieren cobrarnos o vender entradas para poder tocar. ¡Algunos te dan lugar para dentro de meses! Quizás antes en provincia había más lugares disponibles, pero hoy por hoy es tan complicado como en Capital. Temperley puede ser una excepción, por ejemplo. Pero en Monte Grande, en donde antes había una movida rockera importante, el ambiente es bastante más cheto.
– Aún frente a todas esas complicaciones, ¿es posible?
– Somos concientes que una banda no debe bajar de los diez años juntos si quiere pelar por algo. Las diferencias de edades entre nosotros son positivas y nos sabemos escuchar siempre desde el respeto. Si bien a veces puedo ser un poquito autoritario, hay mucha democracia. Nos tratamos siempre con respeto y las ideas deben ser defendidas con fundamento.
La entrevista finaliza y Biafore se prepara para el bautismo de fuego. Un tiempo atrás hubiera pedido cerveza, hoy se cuida la voz y cambia el alcohol por agua mineral. Mundo Revólver ha elegido nada menos que la zona oeste para presentarse. Estos chicos se animan y tienen con qué. Todavía pueden verse luces desacomodadas, escaleras por encima de la batería y micrófonos desenchufados. Lejos de la tierra que los vio crecer, preparan un escenario que luce expectante. La máquina está lista para su primer disparo. Llega con todo su poder a la tierra más curtida de rock and roll, allí donde “está el agite”, según Ricardo Mollo sentencia en “El 38”.