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hay fuego acá

desgenerando fest

Fotografía: Mathias Magritte

La cita es a las 18 en La Cultura del Barrio de Villa Crespo. No hay que llevar corbata ni traje, sólo ganas de pensar otras realidades, ver otras perspectivas, gritar las broncas del contexto, saltar catárquicamente y generar nuevos lugares en los que se puedan desplegar nuevas identidades. Al entrar se ve un espacio enorme que no se desperdicia en lo absoluto: banderas y estandartes antifascistas y antirracistas que son la presentación del pensamiento de La Cultura… La barra se encuentra a la izquierda y, frente a ella, se extiende una superficie donde se acomodarán los stands de la feria de la tercera edición de la DESgenerando fest. Una puerta media entre ese espacio y el escenario donde tocarán las bandas de la velada: Herschell Crustofsky, Las Vin Up, Funerales y Los Ingobernables.

 

Charly, el organizador y baterista de los Funerales, corre de un lado a otro. Morocho, alto, de espalda ancha, flequillo largo a un costado, brazos tatuados y ojos delineados, es el encargado de llevar adelante esta tercera edición del festival que él identifica como la extensión del fanzine homónimo que edita. En la movida, la banda que integra cumple un gran rol: “Armamos primero Funerales que movió un montón de cuestiones activistas y de militancia, y empecé a editar el DESgenerando zine que tenía como objetivo repensar todo lo que nos falta en términos de diversidad sexual pero, si se quiere, desde una mirada de clase. Como decimos nosotros, la cuestión gay es una cuestión burguesa, por eso nos reivindicamos como hardcore puto. Puto es el de barrio, el que padece la desigualdad social y la desigualdad de la heteronorma. Si bien esa es una situación que también la padecen lesbianas y trans que están en otra posición social, en la sociedad capitalista quien tiene menos recursos es quien peor la pasa”, revisa el batero.

 

Si bien el festival busca cuestionar la heteronorma y visibilizar temas relacionados con la diversidad sexual, toma diferentes banderas coyunturales. No obstante, la apertura es complicada, como afirma Charly: “Nos excede el intentar activar con todos los temas porque pasan muchas cosas. Esto lo hacemos con mucho esfuerzo, mucha gente colabora y nos cuesta mucho, pero también creo que éste es el momento en el que hay que salir. En los momentos de más opresión, de más hostigamiento social y demás, son momentos de mucha creatividad artística, combativa, de resistencia y creo que eso se expresa en festivales como este”.

 

Los Funerales en la última edición del Desgenerando Fest, el pasado 9 de septiembre. Fotografía: Nicolás Lujan.

El festival también busca poner en debate el machismo que reina el ambiente del hardcore emergente y en las concepciones de la mujer que circulan allí, sobre lo que Charly reflexiona: “Creo que en las letras está un poco más reflejada la lucha contra el machismo y las mujeres empoderadas. Uno mira el circuito under de otros estilos musicales y se nota. Nombres como Sara Hebe, Miss Bolivia, son expresiones de que la mujer tiene cosas para decir. Y bueno, también nosotros, en primera persona, como Funerales: una banda homosexual que nos plantamos a decir lo que nos parece y tenemos estos espacios. Hay que indagar”.

 

Los primeros en subir al escenario son los Herschell Crustofsky, oriundos de Berisso. Gritos en clave hardcore resuenan en La Cultura del Barrio. «Caru», su cantante, vocifera con furia entre la gente que salta a su alrededor. Él cree que el DESgenerando es un festival que se valoriza mucho más en contextos como el que se vive porque “hay un sector mucho más fuerte, o han salido más la luz ahora, una especie de nuevo fascismo. Ante esa nueva fuerza fascista esto es una contrafuerza, una reacción que toma valor». Es un set corto el de Herschell Crustofsky, de temas que apenas si duran un minuto, pero totalmente intenso.

 

Llega el turno del trío punk rock femenino de Lanús: Las Vin Up. La guitarrista y cantante, Romina, piensa que festivales como el DESgenerando con necesarios para que “la gente deje de cuestionar las decisiones personales” porque “cuando la tía Juana y el tío Juan se casan nadie habla de ellos en términos sexuales, porque es lo que se considera normal. Pero cuando la tía Juana se casa con la tía Juana es diferente porque se habla de esa situación como si no fuera natural. En estos festivales se puede plantear que no se hable de la elección sexual de una u otra pareja”.

 

Las lanusenses Vin Up en pleno set. Fotografía: Melina Arancibia.

Repentinamente, llega una inspección sorpresa Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires a La Cultura del Barrio. Las Vin Up tocan apenas unos minutos y cortan. Se ven caras de susto por todos lados y los feriantes levantan todo lo que hay en sus mesas con suma rapidez. Chicas con bolsas de consorcio piden a los asistentes que tiren sus latas de cerveza. Todas las banderas y símbolos políticos se descuelgan de las paredes. Se juntan una a una las colillas de los cigarrillos que están tiradas en el piso. Nadie toma nada. Nadie come nada. Como mucho, algunos van a la puerta a fumar. La mayoría de los que esperaron esta fecha se quedan cerca para ver a las bandas que cierran. Muy pocos son los que deciden irse. Todo sale bien. Los inspectores salen y con la velocidad de un rayo sube a tocar el cuarteto puto punk. Funerales deja al público con calor para que finalmente suban los Ingobernables a cerrar.

 

Pibes y pibas de diferentes lugares del Conurbano van a ver este primer show de Los Ingobernables en La Cultura. Maru de San Martín, zona norte, se toma un vino blanco que trajo en su mochila con Alejandro, de Rafael Calzada, zona sur, mientras el sexteto hardcore oriundo de Quilmes se prepara en el escenario. Guillermo y Panal, sus vocalistas, se cambian. Los pantalones largos quedan en las mochilas y las bermudas de jean y remera son la indumentaria para tocar. Mientras un plomo con camiseta de Banfield y un gorrito piluso acomoda todos los cables que conectan los equipos, Manu se acomoda en la batería. Lo mismo hacen Ciri y Edu en las guitarras, y Ale, en el bajo. Se pone a afinar sus instrumentos.

 

Pasan apenas unos minutos y el set arranca explosivo con “En el mismo lugar”, un tema que forma parte del split que los Ingobernables hicieron este año junto a Los hermanos de la mente furiosa. Ambos vocalistas gritan “nunca se fueron los ´90” y le recuerdan al auditorio: “Te avisé diez años atrás que algunos no se iban a ir más”. Con el primer acorde el público explota en saltos y empujones. Todos levantan los puños y gritan agitados al compás de la veloz canción. El segundo tema es “Cómo te quedó el ojo”. La furia se hace presente por primera vez cuando los cantantes vociferan “basta de policías, basta de represión” y los pibes y pibas siguen con más fuerza desde abajo. El tercer tema es “Rabia” y se manifiesta con zozobra cuando Guille pregunta con un grito desaforado “¡¿Dónde está?!”, en referencia a Santiago Maldonado, el pibe que está desaparecido desde que la Gendarmería nacional reprimió a una comunidad mapuche de Chubut, hace 45 días.

 

El set de temas es aceleradísimo. Para el octavo, suben a tocar los invitados de De Crooked: Lucas, a la guitarra; Demian reemplaza a Panal y apenas agarra el micrófono su voz resuena fuerte: “Resisten los vecinos la instalación, en el barrio, de una subestación”. El hormiguero se desmadra nuevamente. En “Ucrania” el público corea en homenaje al revolucionario anarquista Néstor Majnó “a la mierda con los dueños de la tierra”. Algunos tienen suerte y lo hacen delante del micrófono que Guille pone a su disposición. La noche termina con “Violencia Lumpen”, cuya letra dice que “hay fuego acá” y se nota porque los gritos salen con calor desde pechos de corazones incendiados.

 

A Guille se lo escucha hablar con un periodista sobre esta primera vez de tocar en La Cultura: “Es un lugar de resistencia que nosotros veníamos conociendo por testimonios de compañeros que nos hacían llegar cuestiones sobre distintas actividades y a partir de ahí nos conectamos con los chicos de Funerales y acá estamos conociéndolo muy creyendo que estamos en el lugar indicado”. Con respecto a la participación en el DESgenerando admite con una sonrisa que él y el resto de la banda se sienten “contentos”. “Se ve la bandera mapuche, se ve otra que pide ‘aparición con vida de Santiago Maldonad’. Se entrelazan un montón de cosas. Particularmente me hace acordar mucho a otro momento también, pero estamos contentos de encontrarnos con la salud de dar batalla”.

 

escucha@lanan.com.ar

Nº de Edición: 1783