La asociación civil TangoVía Buenos Aires tiene como objetivo “desarrollar proyectos relacionados con el rescate patrimonial, la educación y la divulgación del tango en Argentina y el mundo”. Ya realizó la dirección artística de festivales de esta arte viva en París y Roma, ayudó a embajadas de músicos a viajar a encuentros, editó discos y libros. Su proyecto más reciente, el Archivo Digital del Tango, intenta documentar en nuevos formatos y estándares la producción tanguera del último siglo, para luego ponerla a disposición de particulares y entidades culturales y educativas.
Por Luis Paz
Fotografía de Daniel García para TangoVía
Buenos Aires, junio 7 (Agencia NAN-2009).- A pocas cuadras de un Shopping Abasto que alguna vez supo ser mercado, otra vez arena de combate entre floggers y cumbieros, y hoy centro comercial y de paseo; se yergue la Casa del Tango, que además de un espacio clave para la cultura porteña, argentina y rioplatense es el lugar de encuentro con Ignacio Varchausky, su director artístico. Sin embargo, el eje de esta entrevista no es su trabajo allí o como creador de la Orquesta Escuela de Tango de Buenos Aires que actualmente dirige el maestro Néstor Marconi. Tampoco lo es su participación en la Orquesta El Arranque, ese octeto de jóvenes intérpretes de tango que los viernes de este mes a las 21 ocupan el escenario de Espacio Ecléctico. La razón es la presentación, el próximo miércoles 17, de un piloto del Archivo Digital del Tango.
¿De qué se trata? Té negro de por medio y entre réplicas de vehículos y personajes de Meteoro y Star Wars, a la vez escudado por un cuadro de la escena de Harlem de 1957 y un “árbol genealógico” del jazz y derivados, Varchausky le explica a Agencia NAN que el eje del proyecto es el “rescate patrimonial” a secas, aunque se trate del tango como disciplina o, mejor, como arte aún viva y en movimiento. “Cuando hablamos del rescate patrimonial, excede el gusto personal por el tango y tiene que ver con la identidad cultural del país. Es lo mismo que el rescate sea de las artes plásticas o de edificios, de tango o de literatura. De lo que se trata es de preservar una parte de esa identidad cultural que en Argentina no está consolidada aún”, da la primera definición Varchausky, contrabajista, director artístico de la Casa del Tango y factótum de este proyecto.
–En ese sentido, el Archivo Digital del Tango es además de un hecho artístico y de un gesto documental, una iniciativa política, ¿verdad?
–Por supuesto que tiene atrás una ideología e inevitablemente es un gesto político, porque apunta a lo que entendemos que deberían ser las políticas de Estado en un país donde los conceptos de Memoria y Justicia están tan borrosos. Y esa memoria que proponemos con el caso del tango, debe ser completa e incluir no sólo grabaciones sino también fotografías, artículos periodísticos, partituras, documentos.
–Pero a la hora de emprender ese rescate, necesariamente debe hacerse un recorte en el campo de análisis. ¿Cuál es el suyo?
–Nos gusta ver al tango como un arte más dentro de la historia del Arte y no sólo como una expresión acotada a una coyuntura política, económica o demográfica. Es un proyecto que va por etapas: antes de este proyecto del Archivo Digital del Tango, arrancamos con un trabajo arqueológico de recuperación de partituras originales de arreglos para bandoneón. En esta etapa, estamos digitalizando todas las grabaciones que podemos. A la par, presentamos los resultados parciales de estos tres años de trabajo y seguimos con el proceso. Y luego, intentaremos hacer que esa información sea itinerante.
–Ya están claros el fundamento y el recorte. ¿Cuál es la visión autoral?
–Pretendemos una mirada fresca que observe y que pueda hacer elaboraciones en relación a su objeto de estudio, el tango. No intentamos sólo realizar actos de autoafirmación del género, sino también observarlo y poder pensarlo, tratar de entender o de volver a entender qué significa más allá de los gustos personales, por qué es una referencia inevitable de la identidad argentina, además de un hecho artístico hermoso.
La idea original tiene ya una década y media y empezó en la cabeza de Varchausky cuando él tenía 18 años, como una iniciativa personal que devino en un grupo de trabajo destinado a la preservación patrimonial. En la génesis del proyecto, él quería digitalizar la discografía completa de Ignacio Corsini, cantor nacional de tangos, valses y rancheras, contemporáneo a Gardel y Magaldi. “Me fanaticé con él de pibe y me hice amigo de coleccionistas para llegar a sus discos. A mediados de la década pasada, para un pibe de 18 años conseguir discos de pasta era inviable y no tenías cómo reproducirlos. Me acuerdo de que empecé a copiarlos en minidisc porque, ilusoriamente, pensé que ése era un estándar alto de tecnología”.
El proyecto siguió en su cabeza pero por imposibilidades técnicas, de tiempo y de apoyo, quedó ahí, latiendo hasta que la crisis de 2001 cumplió dos años. En 2003, Varchausky participó de la fundación de TangoVía Buenos Aires, que tiene como objetivo “desarrollar proyectos relacionados con el rescate patrimonial, la educación y la divulgación del tango en Argentina y el mundo”. Como entidad realizaron la dirección artística de festivales de esta arte viva en París y Roma, ayudaron a embajadas de músicos a viajar a encuentros, editaron discos y libros. En fin, generaron “hechos que ayuden a crear una mejor apreciación del tango como un arte elaborado y propio, frente a un estereotipo que le hizo muy mal” y que el director artístico explicará más adelante.
–Volviendo al formato de entrevista en plan investigación social, ¿cuáles son los problemas (es decir, las preguntas) que intenta resolver este proyecto?
–Hay dos grupos de preguntas. Por un lado, cuánto material debería existir, cuánto hay realmente, en qué formato, quién lo tiene y si se puede conseguir. Por otro lado, la parte técnica: cómo se limpia una grabación, cómo se hace la traducción a otro soporte, qué tipo de amplificación precisa cada una, de bandeja o de púa, cómo corregir la velocidad.
–Un verdadero trabajo científico…
–Totalmente. El mundo de las púas en sí mismo es un agujero negro. Entonces, primero hay que buscar las respuestas a esos interrogantes que fueron apareciendo de a uno.
–¿Cuál es el estado del arte de la investigación? ¿Con qué informaciones partieron?
–Estamos hablando de cien mil grabaciones hasta el fin de la época analógica en 1994, fin del casete como formato. Sólo el 20 por ciento de eso está reeditado en CD. O sea que hablamos de por lo menos 80 mil grabaciones que están en manos de muy pocos o perdidas. En ese material editado existen notables diferencias de calidad entre los CDs, achatados de frecuencias, y lo que puede llegar a sonar un disco de pasta correctamente trascrito.
–Es de entender que el proyecto también encierra fines pedagógicos y no sólo documentales…
–Obviamente, entendemos que para que un arte interese, guste y pueda ser disfrutado o aprendido, tiene que haber información disponible. El jazz se toca bien en todo el mundo porque hay información, no porque sea fácil de tocar. Cualquier músico va a una disquería y tiene una batea interesante; va a una librería, a una biblioteca y encuentra mucha información. Si te interesa lo comprás, si no podés lo bajás o lo leés en la biblioteca, pero la información está: desde el master original que tiene Columbia hasta el mp3 de mala calidad que podés bajar de un blog.
–Pero en el tango pasa distinto, ¿no?
–En el tango hay muchos problemas: no está correctamente divulgado; pero antes que eso, la información no está correctamente ordenada; y antes todavía, no está conservada, está perdida o a punto de perderse. En otras circunstancias estaríamos hablando de conservar los originales, pero eso es inviable. Claro, los originales tienen más valor, pero tenemos reproducciones. Y entre no tener nada y recuperar lo que está dentro del CD, lo que más valor tiene es el hecho artístico, y si se lo puede conservar en un estándar alto, mejor aún.
–¿Tanta información hay que ya, en 2009, es irrecuperable?
–Las compañías no conservaron las matrices de los discos, en la mayoría de los casos de 78rpm. Por otro lado, el Estado jamás tuvo la menor sospecha de cuál era su rol en el tema. Hay mucha información en manos de 30 o 40 coleccionistas de todo el mundo, verdaderos héroes anónimos y guardianes de la memoria que luego de una vida de esfuerzo y a veces de privaciones tienen colecciones que combinadas suman bastante información. Pero hay registros discográficos de época que se han perdido. Sabemos que hay al menos tres mil grabaciones que ya no existen. Más las horas y horas de cintas testigo de transmisiones radiales y televisivas que fueron borradas.
–¿Desidia?
–La forma de mirar al tango tuvo muchas etapas: luego de la época de oro (1940-1960) se transformó en otra cosa y fue estigmatizado como “la música de ayer, lo viejo”. Los mismos tangueros, al exacerbar el costado más lacrimógeno del tango como forma de resistencia, lo volvieron más comercial, empezaron a contradecir la vieja tradición y a hacer una caricatura de sí mismos. En paralelo, explota la música pop en el mercado emergente de los jóvenes, con la repoblación después de las guerras.
–¿El pop y el rock tienen la culpa?
–No, no la música. Pero las compañías multinacionales tomaron medidas drásticas, como mandar a su representante latino a destruir, literalmente, los discos y matrices de expresiones culturales locales. Por eso, ahora, las reproducciones son los nuevos originales.
–Durante la década pasada, entremedio de cierto esplendor económico que quedó demostrado como fantasmagórico, se dio una revalorización del tango. Lo mismo ocurrió luego de 2001, cuando el peso devaluó y ciertas expresiones culturales se revalorizaron, como el baile del tango, aunque como entretenimiento para turistas. ¿Qué opinión tiene sobre la función nula que el Estado cumplió en esos cambios?
–Al Estado lo podemos culpar a medias, porque es reflejo de la perspectiva que toda la sociedad tiene del tango como moneda de cambio y no desde lo no tangible, o sea, desde un nivel cultural. Sin embargo, el Estado sí maneja discursos con un tono demagógico muy fuerte que quedan vacíos. Por eso aspiramos, con este proyecto, a generar conciencia y una mejor apreciación del tango como una forma de arte, a nivel patrimonial e identitario. Intentamos que Estado y empresas o individuos nos ayuden a continuar y desarrollar este proyecto que solos no podemos completar. Lo que queda por hacer es infinito, el tango es un objeto de análisis que atraviesa al hecho artístico pero también al histórico, al económico, al político, al cultural, al patrimonial y al social.
–Y es un hecho, o más bien una serie de hechos, que seguirá ocurriendo. El tango nació hace más de un siglo y está vivo en producciones contemporáneas y aunque a partir de hoy no se publicase ninguna nueva grabación de tango, los ejes de análisis y las herramientas para ese trabajo analítico cambiarán, como las perspectivas. ¿Cómo admiten en su trabajo esa infinitud?
–Trabajamos con la presentación de esta primera etapa, ya cerrada, en paralelo al comienzo de nuevos rescates discográficos, fotográficos y documentales. Hay una base de datos con seis discográficas completas que ya podrían verse: las de Salgán, Alfredo Gobbi y Corsini por un lado; y otras de autores contemporáneos como el Quinteto Ventarrón o Julio Pane. Entonces, el proyecto está parado aquí, va hacia atrás pero también hacia delante.
–Pero hacen la conversión a formato digital de lo que es analógico y ¿qué pasará cuando cambie el estándar digital?
–La conversión no queda cerrada, claro. Una de las conclusiones fue que para hacer un aporte no solo al presente sino también al futuro debíamos hacer un master de preservación donde se convierte en forma plana lo que hay dentro del surco, esperanzados de que habrá tecnologías mejores para recuperarlo y darle una mejor ecualización. Y por otro lado, elaboramos un master de consulta con una curva estándar en un archivo mp3 de alta calidad, para que puedan acceder las instituciones, los periodistas, los músicos y los curiosos.
* El Archivo Digital del Tango será presentado el próximo miércoles 17 de junio a las 19 en la Alianza Francesa de Buenos Aires, Córdoba 936, con la presencia de Horacio Salgán y Liliana Herrero, entre otros, y con entrada libre al público en general.
Sitio:
http://www.tangovia.org