
“No va a terminar jamás / lo que está por comenzar / nada va a ser igual / desde lejos puedes ver algo que no tiene fin/ lo empiezas a sentir / los que quiere venir, podrán venir.” Los primeros y auspiciosos versos de “El Final”, tema que abre el tercer disco de Cabeza Flotante están perfumados de contexto: Las Afueras fue editado a fines de octubre por el sello Laptra y se transformó en la llave de la banda de la localidad bonaerense de Ameghino para ingresar al sello autogestivo del tigre. El quinteto de la pampa profunda llega al final de un camino que comenzó en 2009 para iniciar uno nuevo y colectivo, cuando le toque abrir, a las 18, el segundo escenario del Festilaptra, este sábado en Ciudad Cultural Kónex.
La música de Cabeza Flotante no anda por el western ni el folk, sino que surfea entre el dream pop y el noise, pero la tierra, los campos, los atardeceres naranjas y la pampa son parte de la estética de sus videos, magma indivisible de la obra del quinteto de Ameghino, ciudad natal de todos y set de grabación.
El camino musical de la banda integrada por los hermanos Lamothe –Nacho (guitarra y voz), Antonio (bajo y voz) y Manolo (batería)– junto con Marcos Canosa (guitarra y voz) y José María Muriel (teclados) nació en lo-fi —una marca de identidad del mundo Laptra— con
Ningún Lado. El disco, editado en 2012, fue grabado entre 2009 y 2010 en la “isla flotante”, un departamento de dos ambientes en un octavo piso de la Ciudad de Buenos Aires, que ya los había adoptado hace tiempo.
En 2013, comenzaron el camino de reconexión con el single Son cosas en el Campo, más guitarrero y espacial, que decantó en el largo Relámpago (2013). En ese camino, la música de los de Ameghino se conecta con la parte más cancionera del sello del Tigre —Antolín, Reno, Javi Punga— para avanzar hacia la más noise —107 Faunos, Atrás Hay Truenos—. En Relámpago, la conjunción música-video ya se transforma en una pareja identitaria de la banda, que tiene detrás de cámara a Marcos Canosa y el cuarto Lamothe: Esteban, actor y director. Ambos idearon el ciclo Ruchofest, donde unen video y música emergente, y dirigieron el video de “El Magnetismo”, de Él Mató a Un Policía Motorizado, presentado en el último Festival de Cine de Mar del Plata.
Esa extensión de la obra de Cabeza Flotante, forjada por los videos, fue protagonista en el lanzamiento de Las Afueras, disco adelantado con una serie de “antitrailers” dirigidos por Canosa y Lamothe, que finalizaron en el videoclip de “Último día de verano”, cuarto tema y corte de presentación, de innegable impronta laptrera. En Las Afueras, el quinteto alcanza identidad propia en once temas grabados, mezclados y masterizados por Hernán Agrasar, con quien ya habían trabajado al salir de la “isla flotante” y meterse en el estudio con Son Cosas en el Campo.
Antes de subir al escenario de la Sala E del Konex, presentar ante la comunidad Laptra Las Afueras y transformarse en una amalgama audiovisual flotante —para lo que sumarán más visuales a cargo de Flor Ragusa—, Nacho Lamothe le respondió algunas preguntas a Revista NAN.
—En Las Afueras la banda encontró un sonido propio que parece venir madurando desde Relámpago y Son Cosas en El Campo, ¿ustedes lo sienten así? Seguir el trabajo con Hernán Agrasar parece una decisión en ese sentido…
—Si, tal vez a partir del disco anterior, y en este sobre todo, la banda haya encontrado un sonido, una madurez, o algo que es una mezcla de como sonamos en vivo y las posibilidades que te da un estudio. No es algo buscado minuciosamente, es prueba y error, vamos buscando, encontrando y desandando el camino también. Para nosotros tener un sonido está bueno, es algo que te distingue y es una plataforma para salir despegado a otros lugares, otras búsquedas, porque siempre vas a tener ese lugar que es sólo tuyo, ese sonido. Con respecto a Hernan, él simplemente es un crack, y en la búsqueda de algo que no sabíamos muy bien que era, supo ser un gran guía. Podría imaginarme un futuro disco que no tenga nada que ver con Las Afueras y lo llamaríamos a él otra vez.
—¿Qué permanece en la búsqueda de la banda de Ningún Lado, aquel disco lo-fi?
—Ese disco se hizo con nada, con lo básico y aprendiendo sobre lo que íbamos grabando. Tal vez no sea la manera que más nos guste de hacer un disco, pero cuando hay urgencias y las canciones solas te piden salir hay que darles pista, hay que grabar, como sea, donde sea. Si tuviéramos que hacerlo otra vez por falta de recursos, sin duda volveríamos a esa forma artesanal y casera de hacer las cosas.
—¿Cómo se sienten en Laptra? ¿Qué significa para la banda que Las Afueras esté editado por el sello del tigre?
—Estamos muy cómodos y rodeados de amigos que la música nos fue regalando. Significa un broche de oro genial para el disco, ya que justo se dio la propuesta cuando estábamos en la etapa final, en el mastering. Con la mayoría de las bandas del sello antes de ser parte compartimos fechas, asados, birras, fiestas. Así que cuando les pasamos el disco, les gustó y nos dijieron «vengan con nosotros», fue medio naturalizar algo que ya estaba pero que a nosotros nos ayuda mucho y nos pone muy felices.

—¿Se siente cercanos en el sonido a alguna de las bandas de Laptra o entienden que vienen a aportar algo nuevo?
—Nos sentimos cercanos a muchas bandas del sello, en lo musical, en las formas, en la dirección que van. Ojalá el sonido nuestro le dé a Laptra otro matiz, creo que estamos para eso, para aportarle al sello un montón de ganas y musica que tenemos para dar.
—Cabeza Flotante tiene una particularidad poco vista en la escena local: trabajar el video y la música casi cómo una unidad: ¿cómo lo desarrollan? ¿Piensan a partir de las letras, de la música o de la imagen?
—Lo primero que nacen son las canciones, y en base a eso Esteban y Marcos desde el primer disco han estado buscando y encontrando una estética, que primero estuvo en los videos y ahora se trasladó al arte de tapa. En este proceso también fueron muy importantes Mariana Echaniz en la fotografía y Antonio como diseñador. Cuando decidimos ir a Ameghino a filmar los recursos que teníamos eran mínimos y dijimos «tenemos amigos que pueden actuar, tenemos paisajes, tenemos una cámara, tenemos altos atardeceres». Con eso y las ideas que se nos iban ocurriendo fuimos generando una historia que no es lineal pero donde se puede reconocer un universo propio, que aparte se lleva muy bien con la música.
—El “campo” es una constante en la estética y las letras de las banda, pero no tanto en la búsqueda de un sonido “folk”, ¿por qué?
—Es que hace mucho vivimos en la ciudad y la mayoría de la música que escuchamos se podría decir que es urbana, eléctrica, pero lo nuestro es más que un sonido de tal o cual lugar, en todo caso será de la ruta 7 y la 188, que son las dos que tenés que agarrar para ir y volver al pueblo donde nacimos. También creo que Ningún Lugar es un disco folk, o en todo caso un folk flotante, a nuestro modo.
—Marcos es el pivot entre la música y el sonido de la banda y en estética a partir de los videos. Está de los dos lados… ¿es algo así como el quinto Lamothe?
—Si (risas), podría ser un quinto, y el sexto sería Jose, seriamos algo así como unos Beach Boys de la Pampa Húmeda, no tan rubios, ni con tablas, ni olas, pero si más sucios y con motitos Zanella 50 con los escapes cortados y mucha calle de tierra a la hora de la siesta. Aunque ya somos cuatro, es un poco mucho. Pero volviendo a Marcos, él es un todoterreno, filmando, editando, componiendo, tocando la guitarra, cantando… no sé cómo decirlo, pero la rompe, tiene oficio, oreja y una mirada muy personal en todo.
Cabeza Flotante se presentará este sábado a las 18 en Ciudad Cultural Konex en el marco del Festilaptra, junto a Él Mató a un Policía Motorizado, Bestia Bebé, Las Ligas Menores, 107 Faunos y una decena de bandas del sello platense.
Nº de Edición: 1678