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El fenómeno ricotero o “una anomalía fértil”

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Ezequiel Gatto, Ignacio Gago y Agustín J. Valle, integrantes del colectivo Perros Sapiens, recorren la historia de Los Redondos como si fuera una biografía generacional.      .

Por Juan Sapia

¿Por qué Los Redondos son Los Redondos? Ésa es la pregunta que Ezequiel Gatto, Ignacio Gago y Agustín J. Valle, integrantes del colectivo Perros Sapiens, utilizan como disparador de su libro. A quién le importa recorre la historia de Patricio Rey desde el under platense hasta la megamasividad, pero evita las formas tradicionales. No enumera datos ni fechas, no busca testigos: la historia se cuenta desde el nosotros, desde el propio cuerpo atravesado por el fenómeno ricotero. La identidad que se genera a partir de la apropiación de la obra ricotera —vista en tatuajes, en trapos, en grafitis— se hace libro, investigación.

En este contexto de subjetividad colectiva los muchachos de los Perros Sapiens recorren la historia, “el raje” de Patricio durante la dictadura (“Contra el gobierno militar, se resiste alentando con cariño a las pulsiones sucias”), el menemismo (“PR no se quedó vacío en los noventa porque nunca creyeron en la esperanza de los 80”) y el 2001. Además, abordan el kirchnerismo, etapa de disolución de la banda y tiempo de apropiación tanto pública como privada de la obra ricotera: “Ambos usos convocan a Patricio Rey como conjunto de letras, estética y consignas predicativas, ya hechas, cerradas”. En diálogo con NaN, Valle cuenta el espíritu de este libro y consiente: “Nos gusta pensarlo como una autobiografía generacional o tribal”.

—En el libro se piensa el kirchnerismo como establecedor de un sentido único, orientador de la obra ricotera. ¿Puede haber otra apropiación o la consagración, la estatización de Los Redondos es definitiva?
—Seguro que puede haber y hay otras reapropiaciones, pero si separamos la idea de reapropiación de la operación de consagración (como fijación en un sentido univalente) y estatización. El libro que hicimos es un ejemplo, tenga el alcance que tenga. En la tapa que hizo Joaquina Parma, por ejemplo, el diseño es ricotero sin reproducir ninguna imagen, ningún trazo de Rocambole. Otros ejemplos, pequeños: el colectivo Juguetes Perdidos; el muy valioso blog Lobo Suelto. Ciertamente son reapropiaciones que se nutren de Patricio sin limitarse a enunciar la identidad, de alcance acotado. Aunque algo de alcance tienen, no son movidas solipsistas ni privadas. Pero, sobre todo, son las que ponemos como ejemplo porque son las que tenemos alrededor. Esto tiene que hacernos pensar que debe haber muchas otras reapropiaciones de Los Redondos. Si hay algo que merece el beneficio de la duda es la existencia de vitalidades clandestinas. Cientos de miles de reapropiaciones de Los Redondos, cientos de miles de vidas que hacen uso de Patricio, que se intensifican con esa realeza.

—Si bien al principio del libro se niegan a pensar desde el fanatismo se hace evidente la pulsión fanática. En este sentido, ¿esta biografía también es una autobiografía?
—Sí, claro que lo pensamos autobiográficamente, pero ¡a quien le importa! Dice Unamuno: hablo de mí porque soy el hombre que tengo más a mano. Es decir, nos consideramos ejemplitos portantes de las afectaciones generales del ambiente. En todo caso, nos gusta pensarla como una autobiografía generacional o tribal. Pero eso depende también de las formas en que el libro sea leído.

—El nombre con el cual firman el libro también construye toda una identidad bien ricotera…
—Los perros son una presencia que recorre la obra ricotera. Uno de muchos ejemplos son los “perros sin folleto”, frase que alude a los seguidores de la banda y que alguna vez usamos para nombrarnos, pero cambiamos porque quisimos algo que no fuera reproducir identitariamente una marca ricotera, sino encontrar algo más ligado a nuestra apuesta. La vibra ricotera condujo a inventar algo propio. Sobre el final del análisis que hacemos de Bang Bang proponemos un sentido del pasaje de Nuestro Amo que dice: “Qué botines esperan ganar si nunca un perro mira el cielo”. Estábamos copados con eso cuando elegimos el nombre: la mirada del perro al cielo como una imagen de lo sagrado y la disposición a compartir la experiencia de enfrentar el cosmos, la soledad poblada, con afectos a los que no vamos a decodificar. Nietzsche dice que hay que considerar la filosofía como una de las actividades del instinto: acaso por eso decidimos pensar nuestra “sapiencia” anclada en olfatos y verdades fundadas en el instinto. Desacralizar el saber letrado, situar al pensamiento en el cuerpo más que en los “corpus”.

Este 2013 viene siendo un año con mucha presencia ricotera. Además de la masiva concurrencia al recital del Indio Solari, en junio se editó el libro Filosofía Ricotera, de Pablo Cillo, y pocas semanas antes el periodista Julio Leiva estrenó el documental Piedra que late, en el que acompaña la misa de un recital. ¿Por qué a diez años de su separación Patricio Rey sigue siendo un fenómeno vigente social y culturalmente? Para Valle las razones son varias: “En primer lugar puede que haya algo de nicho no explorado; nicho mercantil, bibliográfico; pero si algo responde a que hay un nicho, es porque se da la cosa por muerta. Y acaso el uso de la obra ricotera por parte de autoridades como el Frente para la Victoria o TN, legitimen estos tratamientos vaporizadores”, señala.

Además, advierte el carácter heterodoxo del fenómeno ricotero: “Una anomalía, pero fértil, una entidad de naturaleza algo monstruosa que, por su rareza, ofrece lecturas propias del entorno. Hoy lo ricotero es una suerte de equipaje anímico que todo el tiempo se roza con realidades ajenas y ahí funciona como criterio para pensar las cosas. Un duelo activo”. Por último, Valle menciona la dilatación en el reconocimiento de la obra de Patricio Rey: “Puede que al ser un ‘producto’, en el más amplio sentido de la palabra, de procedencia en un género plebeyo culturalmente como el rock tome unos buenos años que puedan asumirse y reconocerse sus efectos políticos, filosóficos, pero también gubernamentales”.

—Volviendo al desarrollo de la obra, sostienen que “Patricio no depende de que cinco tipos se suban juntos a un escenario”. Sin embargo, el “sólo te pido que se vuelvan a juntar” se sigue escuchando. Incluso, hay quien piensa el reencuentro como una especie de deuda que tiene la banda con su público. ¿Realmente no debería haber reencuentro?
—No creemos que haya ninguna deuda. Por supuesto, si se reunieran iríamos, pero preferimos ni pensarlo. Pensar que Patricio y toda esa polenta es propiedad del deseo conciencial de tres ñatos es subestimar su alquimia.